Pros y contras

Con aire triunfal, el físico por fin entró en la cabina y cerró la compuerta herméticamente. Mientras descontaba los segundos de la cuenta atrás, iba rememorando los desvelos de cientos de experimentos fallidos; aunque sonrió de oreja a oreja al anticipar las muecas de estupefacción de sus colegas cuando, tras realizar su viaje instantáneo, le viesen salir incólume del telépodo situado a diez mil millas de distancia...

 

Justo antes del destello con el que daba comienzo el proceso de desintegración, vio a través de la ventanilla, con estupor, que la mosca se había escapado de la trampa.

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