LA VOZ DE UN SUEÑO

El Hombre y la Máquina llegarán a un punto en que ninguno sabrá quien es quien, ni cuál de los dos será el último en sobrevivir.

Mensaje final de una de las historias de la serie televisiva “Outer limits”.

 

Calíope, tras haber mantenido con Candy -una de sus mejores amigas humanas- una alegre conversación telepática acerca del apasionante mundo de la ópera, se recostó sobre su butaca favorita y, una vez que hubo atenuado la luz de la estancia mediante una enérgica orden cortical, se puso a soñar despierta, como hacía siempre que había dejado volar su imaginación junto a la amiga de turno.

Pero en aquella ocasión no soñó con un novio maravilloso, que la comprendiera en su complejidad, ni con un fantástico viaje a la constelación de Libra, ni tan siquiera con convertirse por fin en la chica más popular de su Instituto... Por el contrario, aprovechó aquella ensoñación para imaginarse a sí misma convertida en toda una diva, en una auténtica dama del bel canto, haciendo elegantes reverencias para corresponder a los calurosos aplausos de un público entusiasta, entregado en cuerpo y alma a admirar y reconocer la belleza de su arte; en definitiva, de su deliciosa voz.

Y así permaneció durante horas enteras, fantaseando con esa visión ideal de sí misma, donde ella protagonizaba una larga gira por las principales metrópolis del Sistema Solar; en cuyos santuarios operísticos era aclamada al unísono por millares y millares de fieles admiradores, extasiados por el embriagador sonido emanado de sus cuerdas vocales...

En aquel preciso instante, al resonar aquellas últimas palabras en su mente, la joven ginoide sintió que un gélido estremecimiento recorría todo su ser, pues había tomado conciencia de que aquel sueño era del todo imposible, no tratándose más que de una absurda quimera.

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Era de dominio público que incluso los robots más avanzados, a pesar de parecerse en muchos aspectos a los seres humanos, carecían de cuerdas vocales. No obstante, su compleja estructura neuronal les capacitaba para aprender con solvencia la técnica musical, lo cual quedaba plasmado en el hecho, por ejemplo, de que en muchas orquestas se podían ver a robots trabajando; aunque siempre tocando algún instrumento, nunca cantando.

Y este era precisamente el caso de Calíope, a quien su pasión por la música le había arrastrado desde la más tierna infancia a interesarse por todo lo concerniente a dicho arte, incluido el propio canto. Aunque había logrado canalizar su evidente talento musical hacia la vertiente más instrumental, no es menos cierto que para ella el no poder cantar representaba la mayor de las frustraciones. Sentía que esa era la única forma posible de expresar las emociones y sentimientos humanos que, sin duda, brotaban de su interior.

Desde luego que ella no podía conformarse con dominar varios instrumentos musicales, pues opinaba que esa habilidad podía exhibirla cualquier máquina que fuese destinada a tal fin. Pero de poco le servía lamentarse por esa limitación física que le impedía alcanzar su anhelado sueño. Nadie se conmovería hasta el punto de decidirse a prestarle su ayuda.

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Súbitamente, la joven ginoide fue sorprendida por una lejana voz que, primero como una leve crepitación eléctrica, luego con creciente nitidez, le estaba hablando a través del canal telepático. Por lo visto, se lo había dejado abierto al finalizar su última conversación con su amiga y compañera de Insti Candy; seguramente alguien había sido testigo de excepción de sus recientes ilusiones y decepciones mentales.

En resumen, la desconocida voz se limitó a comunicarle que estaban a su entera disposición los modernos servicios de la Universal Robothic Dreams, una prestigiosa clínica médica pionera en colocar prótesis humanas a robots. Sus científicos habían desarrollado en los últimos tiempos una técnica revolucionaria que permitía insertar las cuerdas vocales de una persona fallecida pocos minutos antes en la metálica garganta de un receptor cibernético.

A propósito de la inconmensurable pasión que Calíope había confesado sentir por la ópera, aquel representante comercial sin rostro le estaba ofreciendo en bandeja de plata la exquisita herramienta de trabajo de una famosa diva italiana, fallecida apenas dos minutos antes, víctima de un accidente mortal a los mandos de su elegante cohete privado.

La joven ginoide no dudó en concertar una visita preliminar en la mencionada clínica para el día siguiente, sin poder evitar que una perla transparente resbalase por su metálica y rosada mejilla.

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Comentarios

Raquel Del Valle Peña Peinado
hace un año

Un tierno y conmovedora historia entretejida de tecnoemociones, excelente narrativa para comprender desde la visión del androide, el cómo se siente, aunque sea una máquina fría.

jm vanjav
hace un año

Hola, Beri. Está bien eso de cambiar la perspectiva de los implantes y que puedan ser en ambos sentidos en un futuro donde los androides estén integrados socialmente.
Saludos y suerte. 🎄🎅🥂🖐️

Estrella Pisa
hace un año

Maravillosa historia. Tierna y mágica a la vez.
Mucha suerte en el concurso.

Un abrazo.

Rocío Cala
hace un año

¡Hola Beri! Una historia cargada de sentimientos en la que una androide desea poseer algo de lo que carece para poder emocionar a otros con su voz. En este caso serian los androides quienes se modifican con un elemento orgánico humano, en lugar de ser los humanos quienes alteran sus cuerpos con piezas robóticas. Muy original. Un saludo.

Puri
hace un año

Tierna historia donde un robot anhela cantar y gracias a las cuerdas vocales de un humano muerto lo consigue. La vida al revés .
Me gustó mucho Beri
Un abrazo y suerte en el concurso

RAQUEL PEÑA
hace un año

Interesante propuesta cargada de sentimientos y emociones, y en donde apreciamos la cercanía entre humanos y máquinas, y cómo se va acercando cada día más. Abrazos virtuales desde Venezuela

Jose Antonio Sánchez
hace un año

Buenos días, Beri.
Muy original. En lugar de emplear implantes tecnológicos en humanos, hacerlo a la inversa.
Aunque yo creo que no será necesario, la tecnología nos sustituirá por completo. Pero es un peligro que no estamos viendo venir. Ya sabes, si hay demasiada demanda tendrán que buscar los materiales.
Muy buen relato.
Un Abrazo y Felices Fiestas.

Josep Maria
hace un año

Una historia llena de ternura y "humanidad" en la que un robot siente una pasión por algo inalcanzable, pero que no quiere resignarse a no lograrlo. Un final feliz en el que la suerte y una inesperada oportunidad harán posible su sueño.
Un abrazo.

Cynthia Noelia Soriano
hace un año

Uno llega a empatizar con la protagonista, ya que se trata de un androide muy humanizado, tiene amigos, sueños, ¡incluso llora!
Muy buna elección del nombre de la robot, haciendo alusión a la musa del canto.
Me gustó mucho.
Saludos y suerte en el Tintero.

MJ RU1Z
hace un año

Desde luego, me has dejado pegada a la historia desde el principio hasta el final. La frase inicial me parece buenísima y no la había oído porque no he tenido el placer de ver la serie, aunque sí me sonaba. Ahora me han dado ganas de verla.
En fin, que me estoy yendo por las ramas. Me ha gustado muchísimo. En tu relato son los androides los que tienen ganas de parecerse a los humanos y se implantan piezas humanas. Puede que si creamos máquinas que se nos parecen tanto al final quieran ser iguales a nosotros. Hay mucha filosofía en tu relato. Muy bueno.
Suerte en el reto!